En las últimas semanas se están celebrando foros de diversa índole, para dar difusión al nuevo Régimen Económico y Fiscal de Canarias, dándole especial énfasis a la Zona Especial Canaria, valedora de ser el instrumento que más beneficiado ha salido del largo (que no provechoso) proceso de negociación habido.
Se anuncia que gracias a esta ZEC, Canarias va a atraer fuertes inversiones, e incluso ya se han aventurado a ir a vender a otros territorios, las mieles que les reportaría el elegirnos como territorio donde materializar su inversión. En mi opinión, es que una vez más hemos perdido la gran oportunidad de conseguir un Régimen Económico y Fiscal para toda la sociedad canaria, y lograr ser un territorio realmente atractivo para que seamos objeto de todo tipo de inversiones, generadoras de actividad económica y empleo. Desde el principio, no sé si por cansancio de los negociadores, por falta de ambición, e incluso por convicción, este REF aprobado sólo aspiró a ser más de lo mismo que se viene planteando desde 1991, cuando se produjo la plena integración de Canarias en la Comunidad Económica Europea.
A pesar de que se ha demostrado hasta la saciedad el agotamiento del modelo, un modelo en el que las autoridades canarias, nacionales y europeas optaron por el apoyo a dos sectores económicos (mediante la acumulación de subvenciones e incentivos fiscales) que no ha arrojado resultados positivos ni en la actividad económica, ni en el empleo, un modelo que eliminó la libertad comercial de importación y exportación que hasta entonces existía, al igual que las franquicias aduaneras y al consumo, que eliminó las especificidades propias de nuestro acervo histórico, que nos ha llevado al fracaso social más estrepitoso, nuestras autoridades vuelven a presentar lo mismo.
Nos venden a la sociedad que nos han aprobado el mejor REF de la historia, y que la Zona Especial Canaria, una zona de baja tributación va ser el fenómeno de atracción de grandes inversiones a Canarias.
Cierto es que las empresas que se instalen en la Zona Especial Canaria van a pagar sólo un 4% del Impuesto sobre Sociedades, pero qué ocurre con las personas físicas, y con las sociedades que ya están en funcionamiento en Canarias?. ¿Qué justifica que las personas que residimos en Canarias no podamos tener una fiscalidad directa diferenciada, concebida ésta, no como trato de favor, sino como medio de compensar los graves condicionantes que sufrimos derivados de la insularidad y de la lejanía?.
Canarias no debe contar con un zona especial, Canarias debe ser, en conjunto, o en su integridad, una gran zona especial, y todos debemos tener derecho a una fiscalidad directa diferenciada del resto del territorio nacional, como uno de los mecanismos que compensen los citados condicionantes. Y digo uno de los mecanismos, porque aun cuando se lograse que en Canarias se pagara el 50% del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas o del Impuesto sobre Sociedades, sólo se estaría compensando algo más de los mil millones de euros, del total de seis mil millones de euros que suponen de coste estas circunstancias de insularidad y lejanía, razón por la cual habría que complementarse con otros instrumentos que ya he formulado en anteriores artículos.
Territorios de baja fiscalidad, de especial baja fiscalidad los tenemos en toda Europa, pero también en España. De hecho, cuando la plena integración de Canarias y Ceuta y Melilla en la entonces Comunidad Económica Europea, el Estado español en el protocolo de adhesión de estas ciudades autónomas dispuso:
«La localización geográfica de Ceuta y Melilla, justifica la existencia de un régimen fiscal especial, cuyos aspectos más destacados son su imposición directa con una bonificación del 50% en el IRPF e Impuesto de Sociedades»; además un 75% bonificación en el Patrimonio, y una bonificación en el Impuesto sobre Sucesiones y donaciones, que llega al 99% cuando la transmisión se produce de padres a hijos. También en la imposición indirecta tienen especificidades importantes.
No configuraron una zona especial, eligieron concentrar todas las bonificaciones y/o deducciones fiscales, a favor del conjunto de la sociedad (todas las personas físicas y jurídicas residentes en estos territorios).
Si la localización geográfica de Ceuta y Melilla justifica las mencionadas bonificaciones, que yo aplaudo, ¿Qué bonificación sería justa para nuestra sociedad?. Me gustaría que explicaran a los que aquí vivimos, a los que aquí producimos, porqué en estas ciudades autónomas se paga la mitad de impuestos que en Canarias, a pesar de estar mucho más cerca del territorio continental.
Me gustaría encontrar una razón que justifique que en Canarias, a pesar de liderar la pobreza, la exclusión social, con el índice de paro que hay, con la actividad económica que hay, incapaz de absorber toda mano de obra disponible, no haya motivado a nuestros representantes políticos a solicitar lo que en justicia corresponde a nuestra sociedad. El Gobierno de España, a propuesta del Gobierno de Canarias ha aprobado en el Parlamento una nueva fiscalidad, a través de este sofisticado instrumento casi de ingeniería tributaria, sí, pero solo a los que pretendan residenciarse en Canarias.
Entendieron que pagar sólo un 4% de Impuesto sobre Sociedades, es lo que precisan las empresas para sentirse atraídas a establecerse en Canarias, pues con dicha reducción fiscal queda paliado o compensado el altísimo sobrecoste de nuestra Comunidad Autónoma.
Es decir, para que Canarias sea un territorio atractivo y viable para que se establezcan empresas hay que rebajarle los impuestos al 4%, que yo puedo compartir en un momento dado. Pero al resto del conjunto de la sociedad, nos dejan como estábamos, pagando los mismos impuestos que el resto del territorio nacional (en la Imposición Directa, ya que en la Indirecta se paga en muchos casos más), a pesar de los sobrecostes de insularidad y lejanía que pagamos.
Pero nuestros Gobiernos, tanto autónomo como Nacional, deberían explicarnos a los ciudadanos canarios porqué va a haber empresas, en el mismo territorio, que paguen por sus rendimientos menos que ellos, y de paso, qué diferencia hay respecto a las empresas entre las que ya estamos y las que queremos que vengan; por qué el que instale un parque temático, o comience a construir yates disfrutará de una baja fiscalidad y, sin embargo, los que ya tienen establecidos estas actividades no pueden tener la misma tributación. Sinceramente, me gustaría una explicación a esta nueva discriminación económica y social.
Y no se equivoquen señores, que siento gran satisfacción personal y empresarial por cada inversión que seamos capaces de atraer a nuestra querida tierra, pero no puedo compartir, lo que considero una fatal discriminación para una sociedad que viene siendo castigada desde el año 1991, por la manifiestamente equivocada integración en la Unión Europea.
Toda Canarias tiene que ser un territorio de baja fiscalidad directa e indirecta. Es bueno recordar las palabras de Bravo Murillo: «Concédanse los Puertos Francos y todos estos inconvenientes desaparecerán».
«Sueltas las trabas que embarazan ahora la acción mercantil, se formará allí un gran centro de contratación, acudirán capitales, se crearán establecimientos, se fomentará el trabajo. Sea cual fuere el sistema económico que prefiera la opinión de cada uno, nadie podrá negar que las condiciones mercantiles de las Islas Canarias, son esencialmente distintas de las que concurren en la Península».
Ni él no hizo distinción entre los canarios que ya habitaban y los capitales que acudirían, todos iban a tener las mismas condiciones. Una vez más, ha brillado la falta de amor de nuestros políticos con la sociedad canaria, que somos los que les sostenemos, (pues el dinero de nuestros impuestos no crece en las hojas de los árboles). Reflexionemos el futuro que estamos dejando a nuestros hijos, y no digamos a nuestros nietos.
Antonio Rodríguez Suárez, español nacido en Canarias.