En la segunda jornada de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) desarrollada ayer, llegó el turno de negociar los precios con los turoperadores.

Los hoteleros canarios, de momento, se resisten a bajar los precios ante la presión de los turoperadores. Los empresarios no ven motivo de alarma a pesar del retroceso de las llegadas de visitantes.

El sector alojativo del Archipiélago se escuda en haber alcanzado en 2018 el segundo mejor año de la historia, con 15,6 millones de turistas, y en el valor añadido que son capaces de generar. Por su parte, los turoperadores intentan obtener un mejor precio que ofrecer a sus clientes a través de un incremento en las reservas anticipadas.

Para capear la crisis de 2010, los empresarios de las Islas llegaron a ofrecer entre un 20% y un 25% de descuento a los operadores que les reservaban camas con cuatro o seis meses de antelación. Eso permitía ofertarlas al cliente final con precios más atractivos.

Con el estallido de la Primavera Árabe, el Archipiélago empezó a sumar récords de llegadas y a disminuir las rebajas en las reservas. Pero ahora, los antiguos competidores han vuelto a entrar en escena.

Entre enero y noviembre del año pasado los precios crecieron un 1,9%. Los hoteleros no están dispuestos a llegar a ese 20 o 25% de antaño y aseguran, además, que las islas tienen un valor añadido por el que hay que pagar.