La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha analizado en un estudio la rebaja de 20 céntimos por litro de combustible.
La conclusión es que se ha producido un aumento medio de los precios de al menos cinco céntimos, por lo que la rebaja se ha diluido al llegar al consumidor final.
La subvención permitió a los productores de carburantes quedarse con una parte de la misma por la competencia de la cadena productiva.