Desde el miércoles por la noche, tras suspenderse por una semana la negociación entre patronal y sindicatos, el colectivo de estibadores en el puerto de Las Palmas ha reducido su rendimiento en torno a un 15% y, con mucha probabilidad, seguirá así hasta el 6 de marzo, cuando empieza la huelga.

La estrategia se inició a principios de febrero en casi todos los puertos españoles para presionar a Fomento, consiguiendo que se aplazara la aprobación de la reforma de la estiba una semana. Sin embargo, en esta ocasión el ministro de Fomento ya ha advertido que el decreto se aprobará este viernes.

Esta bajada de rendimiento está generando un mayor sobrecoste a las estibadoras, que tienen que contratar más mano de obra para sacar adelante el trabajo, y a las navieras, cuyos barcos deben abonar más tasas por los posibles retrasos.

En cualquier caso, los perjuicios no son demasiado notorios ya que el colectivo portuario no quiere estar en el punto de mira.