La economía española creció un 3,2% el año pasado, el ritmo más alto de los siete últimos ejercicios. El producto interior bruto (PIB) avanzó el 0,8% en el cuarto trimestre, igual que en el tercero.
El crecimiento español es el octavo mayor de la UE, con datos hasta finales de septiembre pasado, y se ha situado a mitad de camino entre el 3,3% que había previsto el Gobierno y el 3,1 pronosticado por Banco de España, Comisión Europea (CE) y Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este avance del 3,1% es el mayor desde el inicio de la crisis y encadena diez trimestres consecutivos de crecimiento.
Las previsiones para España en 2016 apuntan a un crecimiento sólido, aunque inferior al de 2015: las cifras se mueven entre el 3 y el 2,7%.
Entre los factores que impulsan el crecimiento español se encuentra el abaratamiento del petróleo, la caída del euro, los tipos de interés en el 0,05% y la compra masiva de deuda soberana por el BCE. La demanda interna y el consumo son, como factores internos, los que más tiran de la economía, además del turismo.
Por otro lado, el IPC español volvió a situarse en tasas negativas este mes (-0,3%).