Un estudio de la Universidad de La Laguna llamado La pobreza energética en Canarias, revela que la incapacidad o dificultad para acceder a los servicios energéticos esenciales afecta al 11,4% de los hogares canarios.

El estudio apunta como factores de riesgo que el sustentador económico principal del hogar tenga  estudios inferiores a Secundaria, esté parado o sean estudiantes, además de aquellos con altas cargas hipotecarias y con un alto número de hijos dependientes.

La pobreza energética afecta en mayor medida al grupo de edad entre los 40 y 50 años.

La probabilidad de sufrir pobreza energética en Canarias es menor que en el resto del territorio nacional, cuyo índice es del 12,4% de la población. La explicación, a pesar de que el Archipiélago tiene una de las mayores tasas de pobreza del país (32,7%), está en la climatología, que hace menos necesario el uso de calefacción o aire acondicionado en las islas, reduciendo el gasto energético.

Aún así, el estudio pone de manifiesto que las diferencias en las tasas de pobreza energética con respecto al resto del país se han reducido, debido al mayor impacto de la crisis económica en las Islas. El dato de Canarias ha aumentado desde 2006 un 590%. Hace diez años, la tasa solo afectaba al 1,6% de la población canaria.

Los responsables del estudio proponen una serie de recomendaciones que incluyen la redacción de una estrategia integral que incluya tanto a la industria como a la Administración; la extensión del bono social a otras formas de energía además de la eléctrica; la mejora en la construcción de edificios y en el aislamiento térmico o medidas de sensibilización y educación ciudadana con respecto al uso de la energía, entre otros.

El bono social es un descuento en la factura de la luz regulado por el Gobierno central del que se benefician actualmente en Canarias 104.359 personas. El número se incrementará notablemente por la ampliación de los kilowatios a los que la vivienda puede acogerse.