Reino Unido ha impuesto una cuarentena a todos los turistas que regresen de España bajo la amenaza de multas superiores a mil euros. El varapalo turístico es evidente, mucho más en Canarias, cuyo primer mercado es el británico.
Instituciones y empresarios de las islas se unen al Gobierno central para que Canarias y Baleares queden fuera de esta medida.
Para lograrlo usarán la baza de la seguridad sanitaria del Archipiélago, cuya tasa de contagio está muy por debajo de la mayor parte de países de Europa, incluyendo al propio Reino Unido.
Las aerolíenas y los hoteles ya contaban con la llegada de visitantes británicos. Ahora se teme una avalancha de cancelaciones si la situación no cambia, que lleve prácticamente al cero turísitco británico.