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A don Fernando Clavijo (primera parte)

antoniorodLeo en la prensa local del 22 de mayo, que Ud. dice: «Buscamos resetear Canarias».

En el diccionario de la Real  Academia Española no encuentro la palabra resetear, así que entiendo que ha querido decir recetar.

Recientemente, con ocasión de la campaña electoral, recibimos en Cecapyme, confederación de empresarios de la que formo parte, visitas de diferentes formaciones políticas. Coalición Canaria estuvo representada por doña María del Mar Julios, que expuso el programa de su partido ante la situación actual.

Intervine para exponer que es por de todos conocido que Europa y Estados Unidos han padecido una profunda crisis; sin embargo, ninguna región alcanzó la cifra del 32% de desempleo, ni siquiera Irlanda y Portugal, países que fueron rescatados, llegaron a tener la gran tasa de paro que tiene España, y que ni siquiera Grecia alcanzó la altísima cifra de Canarias. Ante esta realidad, le pregunté  si ella podría explicarnos  o darnos los motivos que nos  han llevado a esta dramática situación. La contestación que recibí fue la siguiente: siempre las regiones ultraperiféricas sienten más las crisis. Como la contestación procede de una doctora, el diagnóstico lo considero muy acertado: insularidad y lejanía del territorio, pero lo que ha quedado en evidencia, es que el tratamiento que se ha venido aplicando desde 1991, desde la plena integración de Canarias a la Unión Europea, no es el adecuado, como lo evidencia la radiografía de la economía y el empleo de nuestras islas, los índices de pobreza que cohabitan en nuestra sociedad, así como el crecimiento de la desigualdad social en nuestro Archipiélago.

Por cortesía, no profundicé más en este apasionante y necesario debate, ya que no era el momento, ni el lugar y la Sra. Julios no era merecedora de que yo pudiera importunar su apretada agenda, propia de los tiempos electorales.

Sin embargo, a raíz de sus declaraciones Sr. Clavijo, y dado que desea recetar (no resetear) algo a Canarias, quiero trasladarle y compartir mi análisis de lo que Canarias necesita, pues, a mi modesto entender, es sumamente importante y trascendental para nuestro devenir.

La ultraperificidad de nuestro Archipiélago es una enfermedad crónica, permanente en el tiempo, estructural, que cuando le han aplicado el tratamiento adecuado, no la ha curado, pero sí ha paliado de manera decisiva los efectos negativos, pero cuando ha fallado el tratamiento o se le ha dado genérico,  las consecuencias han sido dramáticas.

Aunque estoy seguro que conoce la historia de nuestra querida Canarias, le invito a hacer un somero repaso de la misma.

Según el catedrático de Historia José Miguel Pérez García, los Reyes Católicos, cuando incorporaron a la Corona de Castilla, el Archipiélago Canario, informados, de que era un territorio lejano, de escasos recursos naturales, con fragmentación del territorio, clima distinto etcétera, decidieron (recetaron) que se aplicara inmediatamente un 80% de bonificación fiscal a la tributación general existente en la Península. Asimismo, afirma el  historiador Pedro Cullen del Castillo, que fue el regidor de la isla de Gran Canaria, Juan de Escobedo, quien trasladó esta propuesta a los Reyes Católicos, debido a que si a los mercaderes se les imponían impuestos, estos dejarían de traer las mercaderías y los vecinos sufrirían muchos daños y fatiga, falta de abastecimiento y otras penurias aparejadas. Por ello, decidieron como tratamiento definitivo a la ultraperificidad, la bonificación fiscal 80% y franquicias arancelarias y al consumo, y liberar las importaciones y exportaciones.

Eso permitió que durante siglos se experimentara crecimiento económico en las islas, desarrollándose actividades productivas en todos los sectores.

Según el historiador José Miguel Pérez García, fue en 1921, con la Plasmada de Aranceles, cuando se impuso en España una política proteccionista para compensar la merma de ingresos que supuso la pérdida de las colonias americanas, cuando cambia la economía de las islas.

Se interrumpe el tratamiento de franquicias fiscales en Canarias, y los efectos de la enfermedad es las islas no tardan en aparecer. La población empieza a sufrir de una manera alarmante, lo que empuja a los principales representantes de la burguesía isleña a reclamar, como solución única, la existencia de libertades comerciales para el Archipiélago.

Fue Bravo Murillo el que a través de su magistral exposición a Su Majestad la reina Isabel II, el que informa de la dramática situación que padecen sus fieles súbditos canarios, van precipitándose en una decadencia visible, los cultivos se abandonan, la miseria cunde, va tomando ya alarmantes proporciones la emigración, que es el síntoma supremo  de la próxima muerte de los pueblo. «Por fortuna señora, el mal no depende de causas incontrolables, el remedio no se halla fuera del alcance de la legislación de V.M., está en el Trono».

Finaliza su histórica y celebérrima intervención con la afirmación de: «Declárense Puerto Franco las Islas Canarias y todos estos inconvenientes  desaparecerán. Se formará un gran centro de contratación, acudirán los capitales, se crearan establecimientos, se fomentará el trabajo será el enlace y el punto de comunicación de apartados continentes».

Sea cual fuere el sistema económico-fiscal y social que prefiera la opinión de cada uno, nadie podrá negar que las condiciones mercantiles de las islas son esencialmente distintas de las que concurren en la Península.

El nuevo tratamiento fiscal declarado para Canarias, la declaración de los Puertos Francos, vuelve a suponer un despegue económico y social para nuestra tierra, abrimos nuevas y prósperas rutas comerciales en el exterior, nuestras infraestructuras crecen al abrigo de las mismas, se generan más y mejores empleos. En definitiva, se vuelve a paliar  los síntomas de la enfermedad crónica que suponen nuestros graves condicionantes de insularidad y lejanía, la economía mejora sensiblemente, se aplicó el tratamiento adecuado y eficaz.

Con motivo de la indeseada Guerra Civil, se frena todo.

Continuaremos en la 2ª parte.

Antonio Rodríguez Suárez, español nacido en Canarias.

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